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En un estilo de vida saludable, la alimentación equilibrada tiene un papel relevante.

Los hábitos dietéticos en sociedades desarrolladas como la nuestra, han evolucionado de la dieta mediterránea tradicional hacia patrones de ingesta más propios de las sociedades del norte de Europa con una contribución más alta de la grasa animal en perjuicio de hidratos de carbono complejos y de la fibra vegetal. Además, cada vez es más frecuente el consumo de alimentos precocinados en detrimento de los frescos, así como hacer algunos de las comidas fuera del hogar. Estos cambios se han relacionado con un mayor riesgo de padecer enfermedades crónicas como las enfermedades cardiovasculares, algunos tipos de cáncer, la obesidad, diabetes tipo 2, la osteoporosis y algunos trastornos del sistema inmunitario.

La alimentación catalana aún conserva algunos rasgos característicos de la dieta mediterránea, que se asocia a un menor riesgo de padecer enfermedades crónicas y degenerativas. Los ingredientes principales que configuran este modelo son: el aceite de oliva, los cereales, el pan y los derivados, las legumbres, las frutas, verduras y hortalizas, frutos secos, vino en moderación, pescado y algunos condimentos y especias . El beneficio de la dieta mediterránea está tanto en la variedad de los alimentos que se incluyen como en las técnicas culinarias utilizadas para optimizar sus cualidades.

Recomendaciones nutricionales:

– Mantener y aumentar el consumo de verduras, hortalizas y frutas.

– Continuar utilizando el aceite de oliva como grasa tanto para cobre como para aliñar.

– Mantener y aumentar el consumo de pescado, frutos secos y legumbres.

– Moderar y/o disminuir el consumo de carnes y derivados, especialmente aquellas piezas con un contenido en grasa más elevado.

– Sustituir parcialmente el consumo de leche y derivados enteros por otros parcialmente desnatados.

– Priorizar el agua frente a otras bebidas

– Mantener y potenciar los rasgos de alimentación mediterránea (recuperar platos, recetas y costumbres: platos únicos, menos proporción de carnes, presencia habitual de frutas como postre de comidas …) adaptada a las posibilidades y entorno social.