bebés

1. Etapa de mayor crecimiento físico.

2. Inicio del descubrimiento de olores, sabores y texturas.

3. Adquisición de buenos hábitos alimentarios.

 

El proceso de aprendizaje de hábitos alimenticios es especialmente importante durante los primeros años de vida ya que, además de facilitar un buen estado nutricional y un crecimiento óptimo, ayudará a consolidar la adquisición de hábitos saludables para la edad adulta .

La infancia se caracteriza por ser la etapa donde hay un mayor crecimiento físico y desarrollo psicomotor. Esto significa que la alimentación no sólo debe proporcionar energía para mantener las funciones vitales sino que debe cubrir unas necesidades mayores relacionadas con el crecimiento y la maduración.

El niño, desde que es bebé hasta que tiene tres años de edad, tiene que aprender a mamar, probar, masticar, tragar y manipular los alimentos y también descubrir diferentes olores, sabores y texturas, con el fin de incorporarse , poco a poco, a la alimentación familiar.

En este periodo es muy importante favorecer las condiciones que permitan la adquisición progresiva de unos hábitos alimentarios saludables.

La alimentación adecuada del niño a partir del año de edad y hasta los tres años se basará en una propuesta alimentaria variada, suficiente, equilibrada e individualizada, de acuerdo con la propia constitución del niño o niña y las indicaciones pediátricas. En la elaboración de las comidas es necesario:

– Proporcionar una comida de calidad tanto desde el punto de vista nutricional como desde criterios higiénicos, sensoriales y educativos.

– Promover hábitos higiénicos, alimenticios y de comportamiento adecuados así como aspectos sociales y de convivencia en las comidas.

– Potenciar la variedad y la identidad gastronómica de la zona.

– Fomentar la identificación, el descubrimiento y la aceptación progresiva de los diferentes alimentos y platos, educando al niño en el placer de comer con moderación.